Recuerdo aquella niña que solía mirar la lluvia por su ventana, y pienso mucho en ella y a veces me pregunto porque veía tanto siempre al cielo, así como buscando su propia alma.
Un día recuerdo que perfectamente como si fuera hoy, que solía jugar sola en medio de los girasoles y solía llorar largamente y pedirle a dios que se la llevara, que quizás otro niño merecía vivir, ya que ella no deseaba mantenerse un minuto más en aquel planeta llamado tierra. Por que me preguntaba siempre aquella niña desea tanto vivir en el cielo y no lograba entenderlo, era linda, buena, cariñosa y gentil con los demás, como alguien así no apreciaría la vida y vivir pensando en como quitársela.
Jamás la entendí, hasta ya muy largos años después y quisiera estar junto a ella y poder decirle que me hubiera gustado abrazarla en aquellas tardes de lluvia mientras nadie la entendía y ella pensaba en su cabecita de niña cosas que quizás nunca fueron así y se sentía muy sola, muy desdichada y creo que me gustaría verla para decirle que sea libre y que muy pronto sus sueños se harán realidad y estará en aquel lugar que tanto deseo estar y quizás dios se apiade de ella y la convierta en un ángel y pueda volar, volar como tanto lo anhelo.
Deseo de corazón seas feliz y que algún día, dios estará contigo y podrás poner tu cabecita mi querida niña en su regazo y llorar mucho y el va acariciar tu cabecita y te dirá, aun no te había llamado….pero jamás vi a nadie con tus ganas de estar a mi lado y por eso, voy a perdonarte y a abrazarte hasta que ya olvides todo y comiences otra vez.
Deja de pensar mi querida niña y comienza a vivir y así aquel regazo será tu sueño hecho realidad. Nunca dejes de desear estar en aquel regazo y siempre piensa que el no olvida y pronto muy pronto estarás con el….
Y se porque nunca formaras una familia y porque nunca seras anciana y se que nunca fuimos amigas pero siempre fuimos muy distintas pero muy ......
Un poema de Antonio Machado
Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacias el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.
Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgende
un alba de primavera.
Eran tu voz y tu mano,
en sueños, tan verdaderas...
Vive, esperanza,
¡quién sabelo que se traga la tierra!